jueves, 7 de septiembre de 2006

Crítica: "Alatriste"

Condensar los 5 libros de Arturo Pérez-Reverte en menos de dos horas y media de película es ya de por si una hazaña. La acción arranca en 1623 y son casi treinta años de aventuras del capitán Alatriste, soldado veterano de las guerras de Flandes y espadachín a sueldo en Madrid; también testigo privilegiado del Siglo de Oro Español, que se codea con el mismo Don Francisco de Quevedo o el Conde de Olivares, entre las intrigas de la Santa Inquisición, de los secretarios del Rey y meninas con habilidades maquiavélicas.
Un periodo donde España aún gobernaba el mundo. Donde se acuñó el término de "poner una pica en Flandes" para referirse a la coronación de un objetivo dificultoso. Pero donde también había iniciado su decadencia política, social y económica, cuando el oro español, malversado por corruptos y frívolos, ya no llegaba ni para pagar a la soldadesca. No obstante se favoreció un periodo inmejorable para la creatividad artística y cultural, como esos sonetos, siempre afilados, de Don Quevedo.

La vida de un soldado es dura: vivir deprisa, morir joven.



Pero la pregunta a hacerse es si el notable Agustín Díaz Yanes (Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto) ha logrado una buena adaptación de unas igualmente poderosas novelas. Y las respuestas, tanto a la presunta proeza de concentrar los relatos en menos de 150 minutos, como si se trata de buen cine, tiene trampa. La misma de director, productores y responsables de marqueting de Alatriste, la película, al venderla como la producción cinematográfica más cara del cine español, con un coste de 25 millones de euros.
Y es en la respuesta a estas cuestiones donde encontraremos la verdadera clave para valorar esta adaptación, y esta sólo es que: Alatriste no es una película.
Así es, ni más ni menos, y por mucho que sus responsables lo hayan intentado silenciar, una adaptación televisiva. Gato por liebre. Multitud de personajes sin desarrollar, que aparecen deshilvanados en escenas sueltas; un ritmo interno de las secuencias lento, más propio de la televisión; un montaje abrupto y cortante de episodios sueltos y sobre todo, una puesta en escena basada en planos cortos, también típicos del lenguaje de la pequeña pantalla.
A la memoria me viene la espléndida trasladación para televisión de 1995 que se hizo de La Regenta, la cumbre del realismo escrita por Clarín, y que protagonizaron Aitana Sánchez Gijón y Carmelo Gómez, dirigidos por Fernando Méndez-Leite. Eran cinco horas de serie, y si ese montaje se hubiera reducido en más de la mitad tendríamos lo mismo que este Alatriste, montaje apresurado y un ir y venir de personajes y hechos sin ton ni son. O del mismo modo que para Los Borgia, que dirige Antonio Hernández, y que se estrena en cines en octubre, no se ocultado su vocación de serie televisiva y que para la gran pantalla contará con una versión más reducida.

"¡Por Tutatis! ¡Aquí han cortado más escenas que yo cabezas de enemigos!"



Por ello, nunca entenderemos bien la relación de respeto y odio a muerte entre Alatriste y el italiano Malatesta o porqué el cardenal Bocanegra está tan interesado en tildar de hereje al príncipe de Gales y planea su muerte (en el cortejo del príncipe a una de las infantas veía peligrar el poder de la Iglesia española). No hay progresión ni evolución entendible en ninguno de los personajes como la actriz María de Castro (Ariadna Gil), la amada de Alatriste; ni de su protegido, el pícaro Iñigo de Balboa (Unax Ugalde) o de la intrigante menina Angélica (Elena Anaya), y de cualquier otro, sea más secundario o importante. Sólo los lectores de las novelas podrán interpretar los cabos sueltos.
Sí que nos encontramos ante una muy buena serie televisiva, a pesar que el Madrid reflejado se limite a unas cuantas callejuelas mal iluminadas, a tabernas y a retazos de palacios. Pero la fotografía es excelente, oscura y tétrica, inspirada en la paleta de colores de los cuadros de Velázquez, Murillo o El greco. Y las escenas de batalla están dotadas de gran fisicidad, con personajes envueltos en lodo y polvo, plasmadas con una crudeza directa, metiéndonos de lleno en situación.

"Angélica, ya te 'pillaré' mejor cuando se estrene el montaje televisivo"



Y está el carisma indudable de Viggo Mortensen (que se dobla a si mismo trastocando su acento argentino en otro de casi extranjero) como este antihéroe apodado “capitán” que se pasea alquilando su espada al mejor postor con gesto amargo y resignado.
La verdad es que será excelente cuando de aquí a un par de años nos llegue la verdadera adaptación para los receptores domésticos de 5, 6… o 10 horas que se haga. Por lo demás, poco cine hay en este tedioso Alatriste.

Valoración: sin clasificar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo que sí está muy claro es que "Alatriste" es un clarísimo ejemplo de como NO SE DEBE ADAPTAR UNA NOVELA AL CINE.