Crítica: " Gracias por fumar "
Nick Naylor (Aaron Ekhart) es un hombre de rostro angelical y ámplia sonrisa. Sin embargo, también es el hombre más odiado de Norteamérica. La razón: es el relaciones públicas y defensor de los intereses (económicos) de la industria tabacalera. Un hábito, éste el de fumar, muy, muy mal visto por la opinión pública.
Además, Nick se reúne con un par de amigos con trabajos parecidos: Polly (Maria Bello), publicista del sector del alcohol, y Jack ( (Adam Brody), su homólogo en la difusión de armas de fuego entre los jóvenes. Se autodenominan a si mismos como “el escuadrón de la muete” y son conscientes que sus profesiones les convierten en unos bichos raros ante los ojos de la gente.
Para completar esta fauna de personajes está el enemigo acérrimo de Nick, un senador (William H. Macy) obsesionado por su cruzada antitabaco. Su nueva propuesta es la de obligar que totdas las cacetillas de cigarros lleven impreso un dibujo con una calavera y las letras “veneno”. Y como colofón, Nick tampoco puede considerarse un modelo de padre de familia. Está divorciado, aunque su hijo Joey (Cameron Brigth), sensible y superdotado, le admira.
Gracias por fumar es el prometedor debut de Jason Reitman, hijo de Ivan Reitman (Los cazafantasmas), adaptando una novela de Christopher Buckley. Sus contenidos satíricos en contra la sociedad yanqui apuntan un poco contra todo, y casi todos: una doble moral que dicta lo que es bueno y malo, políticos radicales, los medios de comunicación (arma de doble filo), los empresarios tabacaleros sólo interesados en vender su producto … Pero ante todo en gracias por fumar se halla una apología de la libertad y el derecho a elegir, con una excusa, el tabaco, que podría ser intercambiable por otras; además de abogar por la necesidad de educar más que por prohibir. Sí, el tabaco mata, pero también puede hacerlo el colesterol, la contaminación o los celulares.
Gracias por fumar es una película absolutamente recomendable, pero no se llamen a engaño. También es totalmente inofensiva. Las balas que dispara, aunque certeras, no contienen el plomo suficiente. Demasiado complaciente y amable en su desenlace final. Con el añadido que resulta ya cansino esto de escuchar que el protagonista hace lo que hace porque es “lo que se le da mejor”. También nos lo recordaba Yuri Orlov / Nicolas Cage como traficante de armamento en la reciente El señor de la guerra.
Es por supuesto una comedia mucho más inteligente que la media de comedias norteamericanas y su argumento atrapa, con un giro incluído que nos conduce de la caída y defenestración pública de su protagonista hasta su resurgimiento de entre las cenizas.
Exhibe buenos diálogos y réplicas ingeniosas. Y hay notables personajes secundarios de aquellos que dejan huella como ese Marlboro man (Sam Elliott) a quien se la ha diagnosticado cáncer de pulmón; o un recuperado Rob Lowe como ejecutivo de Hollywood fascinado por la nueva moda, es decir, todo aquello que tiene un diseño asiático, y uno de los exponentes de este Hollywood dominado no por los artistas sinó por los hombres de negocios.
Algunos de los momentos más divertidos proceden de guiños al star system como un divertídisimo montaje de fotografías en blanco y negro con estrellas clásicas e inmortales )Marlene Dietricht o Cary Cooper) donde el cigarrillo se ha substituído por otros elementos, ¡como golosinas o tazas!
Y como dato anecdótico no me resisto a destacar un montaje casi subliminal: en una escena, el protagonista sentado en una avión es tentado por una sinuosa azafata que le ofrece sus servicios "para lo que desee”, y a continuación se nos muestra un plano con el obelisco de Washington. Símbolo fálico que indica el estado en el que habrá quedado Nick después de la oferta.
Valoración: ( *** )
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