martes, 7 de noviembre de 2006

Crítica (DVD): " Misión: imposible III "














No es lo más importante
, pero “Misión: imposible 3” contiene un ‘travelling’ lateral magnífico, en su tramo final, y en la escena del agente Hunt (Tom Cruise) corriendo como alma que persigue el diablo por Shangai.

Es una muestra del talento de J.J. Abrams, creador de series de culto como “Alias” o “Perdidos”, aplicado al terreno del cine más espectacular, porqué la película es un verdadero alarde técnico que además logra que el espectador se sitúe en la acción sin marearse.

Esta tercera entrega del agente Hunt está cimentada sobre todo alrededor de cuatro grandes secuencias de acción al cien por cien: el rescate de la agente Lindsey (Keri Russell) en una fábrica abandonada; la captura del traficante Owen Davian (Philip Seymour Hoffman) en la sede del Vaticano; su posterior liberación en un puente y el robo de una arma misteriosa conocida como “pata de conejo”.

Sin contar el arranque del filme, un ejemplo de cómo atraer la atención y provocar tensión, con el agente Hunt atado a una silla y asistiendo, impotente, a la posible inminente ejecución de su novia, Julie (Michelle Monaghan), que nos mete de lleno en la película.

Mejor calladitos.
Todo para dejarnos sin aliento durante sus casi dos horas de duración, dejando el protagonismo a las imágenes, el montaje, los efectos de sonido y visuales. Por lo demás, hay muy pocos diálogos, lo que puede considerarse una suerte porqué cada vez que alguno de los personajes abre la boca es para recitar unas frases de pena.

Casi consigue que pasemos por alto que los personajes sean meros tópicos (malísimos los villanos; y los agentes buenos incluso tienen tiempo de ayudar a civiles heridos en medio de la batalla). Sin contar el aburrimiento de las escenas intimistas, las de Hunt y su amada Julia, que rezuman un aire a lo “Mentiras arriesgadas”, pues como en el film de James Cameron, ella desconoce la arriesgada profesión de espía de su marido.

Los únicos que aportan algo de jugo en sus interpretaciones son Ving Rhames, miembro del equipo de Hunt, y Philip Seymour Hoffman, un temible, frío y eternamente cabreado traficante de armas: Basta con ver cuando amenaza a Hunt con vengarse lo hace con la misma mala leche con la que toma el cóctel de la bandeja de un camarero en el Vaticano.

Pero poco aparece en escena Seymour Hoffman; tal vez recortado por un Tom Cruise, también productor, temeroso con el protagonismo que le pudiera restar el oscarizado intérprete de "Capote" en una trama donde debemos aparcar cualquier atisbo de verosimilitud y aceptar, por ejemplo, que uno puede corretear entre un fuego cruzado de decenas de balas y proyectiles casi con total impunidad; que en un ‘plis-plas’ se puede confeccionar una máscara de Davian con la que disfrazarse; que también es posible desafiar las leyes de la gravedad a lo ‘spider-man’; o revivir a la mismísima muerte.

Metiendo la pata… de conejo.
Al lado del pérfido Davian, el émulo de Bond a la americana que encarna Cruise parece un muñeco de goma, saltando y rebotando entre coches y rascacielos. Aunque, eso sí, un muñeco con sentimientos, como se encargan de recordarnos los momentos con Julie o la simpatía que sentía por una de sus alumnas, la agente Lindsey.

Nada tiene demasiada credibilidad, ni eso de colarnos de repente un traidor en la sede de la misma FMI (Fuerza Misión Imposible). Incluso cuando volvamos al punto de partida, a esa tensa secuencia inicial, veremos que su resolución es demasiado tramposa.

Y lo de la “pata de conejo”, por la que todos se pelean, es un ‘mcguffin’, una excusa para todo el entramado y un nombre que suena bien y divertido. Lo único que sabremos de ella es que alguien está dispuesto a pagar una fortuna y media; y un comentario del (típico) informático experto-introvertido-nerviosillo-simpático al hablar de un “Anti-Dios”, o séase, una arma con el poder de “destruirlo todo”.

Pero el auténtico golpe de efecto de esta “Misión: imposible III” está en comprobar como una vez terminada la película, y para más ‘inri’, con una escena bobalicona, que tanto talento en la realización técnica se olvide tan rápidamente.





Valoración: ( ** )
Usted mism@ ( ● ) – Floja ( * ) – Se puede ver ( ** ) – Buena ( *** ) – Muy buena ( **** ) – Obra Maestra ( ***** )

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