Crítica: " La ciudad perdida "
Mis escenas preferidas de “La ciudad perdida” dirigida, producida, musicada e interpretada por Andy García, son dos.
En una aparece uno de los hijos pródigos de la familia protagonista, Ricardo Felove (Enrique Murciano), en un funeral y con el corazón destrozado porque él ha sido el causante indirecto de la muerte de su tío, al expropiarle los terrenos en nombre del nuevo régimen castrista. Entra en la iglesia y se echa a llorar sobre la tumba de su pariente mientras sus amigos y familiares le contemplan con pena, lágrimas, odio o reprobación, caso de su padre, Federido (Tomas Milian).
En la siguiente escena, Ricardo oye las palabras de castigo de sus seres más queridos. La madre (Dominik García-Lorido) le inquiere: “¿Cómo pudiste? ¡Mírame!”. El padre interviene con: “¿Qué ha sido de ti, Ricardo? Has traicionado a tu país y deshonrado tu nombre. ¡Estás perdido, hijo!". Y luego sigue su hermano, Fico (Andy García), que le arrea un buen tortazo.
Añadir que las dos escenas están muy cuidadas en cuanto a empaque visual, ¡para que queden bien! Aunque puedan contemplarse con cierta frialdad.
Y que “La ciudad perdida”, basada en un libro de Guillermo Cabrera Infante, es un canto de amor, teñido de melancolía, a La Habana, y un retrato sobre la esperanza truncada, con destino el exilio, que fue para muchos cubanos la revolución comunista de Fidel Castro.
Funeral en La Habana.
Pero destaco estos dos momentos no porqué sean precisamente representativos de lo que es el tema o el entresijo, sinó porqué ilustran muy bien lo que es la película realizada por Andy García: ¡Una firme candidata a hacerse con el trofeo de “truño del año”!
Toda la película en si es como un funeral, con unas imágenes, tan preciosistas como típicas, carentes de la menor vida, emoción o sentimiento.
Andy García incluso combina montajes paralelos de espectáculo musical con otros de violencia, por ejemplo, el asalto al Palacio de Batista, sin ninguna garra ni sentido del ritmo. Por cierto, un ritmo que se acaba de hundir con una banda sonora musical estridente y fuera de lugar.
Tal vez quería acercarse al “Cabaret”, de Bob Fosse, o al “Cotton Club”, de Francis Ford Coppola, pero Andy García, que ha trabajado con cineastas como Coppola, Brian De Palma, Steven Soderbergh o Ridley Scott, muy poco ha aprendido tras las cámaras.
Y ante ellas también muestra sus limitaciones como Fico, coreógráfo del Trópico, y una especie de émulo del Rick de “Casablanca”, siempre con una pose solemne, el semblante pensativo y trascendente, y unos puntuales estallidos de rabia que le hacen perder por completo los papeles. Lo mejor, parte de su recitado final donde postula que prefiere estar "sin patria, pero sin amo".
¿Cómo pudiste?
Inés Sastre es más modelo que actriz, y su personaje de Aurora, que mantiene una relación romántica con Fico, ocupando buena parte del sufrido metraje, no interesa para nada, sin evitar tópicos tan manoseados como paseos y arrumacos en la playa.
Bill Murray interpreta al personaje del Escritor, que presuntamente simboliza a Guillermo Cabrera Infante. Pero más que un literato se presenta como un cómico aciago que se autodenomina “el hombre sin nombre” y que es muy aficionado a los juegos de palabras. Pulula por diferentes escenas, apareciendo y desapareciendo, sin que tampoco llegue a importar en lo más mínimo.
Hay pena, lágrimas, odio y reprobación ante tal cúmulo de escenas tan bonitas como inútiles, ante el nulo sentido de montaje y narración cinematográfica, y ante tal ida y venida de personajes carentes de sentido, entidad o carisma. Y lo de colocar entre los protagonistas el nombre de Dustin Hoffman, como el mafioso Lansky, es otra tomadura de pelo, pues sólo aparece en dos escenas, una al principio y otra al final.
Aunque el esfuerzo de producción, con un presupuesto modesto, haya sido notable, cabía esperar mucho más de Andy García. Así que, y parafraseando a la madre, uno se pregunta: “¿Cómo pudiste, Andy García, engendrar un bodrio como éste?”.
Si alguien se anima a ver “La ciudad perdida” después de haber leído esta crítica y no la encuentra tan pésima, entonces, este humilde comentario habrá servido de algo: amortiguar el impacto que pudiera generar unas expectativas altas. Y es que menudo tortazo nos pega Andy García, como director, productor, compositor de la música e intérprete. Un bostezo de casi dos horas y media.
Valoración: ( ● )
Usted mism@ ( ● ) – Floja ( * ) – Se puede ver ( ** ) – Buena ( *** ) – Muy buena ( **** ) – Obra Maestra ( ***** )
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