sábado, 2 de diciembre de 2006

Clásicos: "Annie Hall"

“Académico de 30 años desea conocer mujer interesada en Mozart, James Joyce y Sodomía”. La frase pertenece a un nuevayorquino sofisdicado, amante de los chistes y del cine.
Woody Allen es esa clase de hombre que confunde el ser romántico con el estar cachondo, y que ha aprendido no sólo a vivir con sus neuras a cuestas sinó también a compartirlas. Y la frase pertenece a una de su títulos más idolatrados, “Annie Hall”, que en el momento de su estreno aquí fue subtitulada como “Casi una historia de amor”.
Al igual que Picasso conoció 3 etapas: la época azul, la rosa y la negra; Con “Annie Hall”, en 1977, Allen dejó atrás su etapa de simple graciosillo, eso sí, excelente, para inicar la de cineasta ‘más serio’ submergiéndose en su propio psicoanálisis, mordaz y cínico.
Unas características presentes ya en “Toma el dinero y corre” (1969), su segunda película como director, y donde un ladrón de poca monta más que robar era asaltado por sus propias dudas existenciales.
Ya en la primera escena de “Annie Hall”, Woody Allen se sitúa en primer plano y nos cuenta dos chistes que resumen buena parte de su filosofía. En un lujoso hotel de montaña, una mujer se queja a otra: “¡Aquí la comida es tan mala!”; y la otra la responde exclamando: “Sí.. y además… ¡te sirven tan poca!”. La vida es un montón de aflicciones y miserias, y pese a ello, aún demasiado breve.
El segundo es una cita a Groucho Marx, muy célebre, y que Allen prefiere atribuir al filósofo Karl Marx para subrayar su cariz ideológico: “Nunca aceptaría pertenecer a un club que admite a miembros como yo”. Toda una declaración de principios alguien que reconoce demasiado sus desórdenes mentales, físicos y amorosos.

Desmontado a Alvy.
Su idea era realizar un film no autobiográfico pero basado originalmente en él mismo, “sobre su vida, pensamientos, reflexiones y pasado”. Y el montador Ralph Rosenblum se encontró, en la sala de montaje, con unas cuarenta horas de material rodado que resultaba imposible saber por donde pillarlo.

Ante la dificultad de juntar aquello, “una caótica colección de planos y escenas”, según palabras de Rosenblum, y con el personaje de Annie en segundo plano, recomendó y logró que el cineasta filmara nuevas tomas y se centrara en la historia entre Annie Hall (Diane Keaton) y Alvy Singer (Woody Allen).
Su protagonista parece abonado al fracaso sentimental, y confiesa su inclinación a enamorarse de la mujer equivocada, su atracción por los personajes complejos y (algo) retorcidos, pues prefiere la sinuosa maldad de la madrasta de Blancanieves a la pureza y simplicidad de la misma heroína.
Ante las dificultades de conservar la irresistible atracción sexual de los primeros momentos y sobre todo el amor, Annie y Alvy irán forjando en su mar agitado de relación unos lazos de afecto y amistad con los que enriquecerse mútuamente. Inolvidable es la secuencia donde Alvy descubre con alegría que Annie, ahora expareja, está haciendo cola en la entrada de uno de los cines donde se proyecta una de sus películas preferidas, “Le chagrin et la pitié”.


Absurdas pero imprescindibles.
A lo largo del periplo de “Annie Hall”, trufada de ocurrencias extraordinarias, nuestro atribulado protagonista llegará a preguntar a gente que pasa por la calle sobre el amor y como llevan esto de la relación en pareja, topándose con la idea, ¡horrible!, que el amor “se marchita”.

Incluso hará acto de presencia en la película su ‘alter ego’. El prototipo de macho rival que detesta por lo opuesto a él, un seductor y triunfador nato, y además sin preocupaciones metafísicas. En este caso es Rob (Tony Roberts), o en la sublime “Delitos y faltas” se encarnaba en Alan Alda.
Y recurrirá también a otro chiste para asumir y reflejar el concepto de las relaciones humanas, en general. Se trata del hombre que visita al psiquiatra para explicarle que su hermano se cree una gallina. Cuando el médico le pregunta porqué no lo encierra en un manicomio, su cliente le responde que es imposible: “¡necesito los huevos!”.
Y es que las relaciones son también así: irracionales, locas, absurdas e imprevisibles, pero también totalmente necesarias. Tenga mi admiración, maestro Allen.

Valoración: ( **** )
( **** ) Obra maestra - ( *** ) Muy buena - (**) Buena - ( * ) Se puede ver - ( ● ) Usted mism@

T.O.: Annie Hall. EUA, 1977. Dirección: Woody Allen. Producción: Jack Rollins y Charles H. Joffe. Guión: Woody Allen y Marshall Brickman. Fotografía: Gordon Willis. Montaje: Ralph Rosenblum. Intérpretes: Woody Allen (Alvy Singer); Diane Keaton (Annie Hall); Janet Margolin (Robin), Shelley Duvall (Pam), Rob (Tony Roberts).

4 comentarios:

Listo Entertainment dijo...

Un peliculón.

Carles Rull dijo...

Listo entertainment: Sí. Algunas de sus ocurrencias y escenas valen su peso en oro.

Sayury dijo...

La obra maestra de Allen sin ninguna duda...

Saludos desde Rod@ndo!

Carles Rull dijo...

Sayury: No obstante yo aún siento una predilección muy especial por "Delitos y faltas" y "Zelig" (sin quitarle méritos a "Annie Hall").