martes, 26 de diciembre de 2006

Clásicos: "La quimera del oro" (1925)














¡Aquí sí que hace frío!
Y como menú especial para estas fechas: Calzado montañense al ‘cordon noir’ de espagueti.
En 1925 el inimitable Charlot se fue a las heladas tierras de Alaska siguiendo los pasos de millares de buscadores de oro, la mayoría deshechos humanos, sin oficio ni beneficio, en aras de un sueño en forma de vil metal dorado.

“La quimera del oro” marca el inicio de la madurez y la consolidación del cine de Charles Chaplin. La lucha contra los elementos de la naturaleza, y contra el mismo ser humano. El espíritu de supervivencia y el corazón en un puño al lado de los desheredados de la fortuna.

El silencio es oro.
Algunas de sus imágenes y escenas son antología del cine. Como el momento en que se dispone a darse un banquete con sus propias botas, separando sibaríticamente, y cual espinas, los clavos del calzado; y engullendo los cordones como si se tratase de deliciosas tiras de espagueti. Y, de segundo plato, una suela de zapato para lamerse los dedos, como si fuera el más tierno de los bistecs.

Y para que vean lo contento que estoy ante tal banquete, pincho con los tenedores un par de panecillos a modo de bailarinas que animarán el festín.

La imaginación es la mejor aliada para engañar el estómago, la única riqueza cuando la pobredumbre y la desesperación se adueña de uno.

Y es quintaesencia del cine de Chaplin, donde no faltan los elementos sentimentales y blandos, innatos en la mirada tierna de este genio. Tal vez también le sobre un final demasiado dulzón y acomodado, pero es una de sus mejores películas mudas, ¿y quién no recuerda esa escena citada, u otras?.

Como la del también desdichado compañero de cabaña del vagabundo protagonista, “Big” Jim (Mark Swain), que en su ‘delirium tremens’ llega a confundir al pobre trotamundos ¡en una suculenta gallina! Lo de “Big” Jim es más carnoso y terrenal.

Es oro todo lo que reluce.
Su coranzocito también late lleno de amor, en esta ocasión para ganarse, a parte de algunas pepitas, la mano de una inaccesible Georgia (Georgia Hale), una de las chicas que trabaja en un local para animar y divertir a la famélica, de monedas y sexo, clientela masculina del poblado minero.


En otro recurso, pobre en cuanto a medios, rico en imaginación, Charlot se ata los pantalones con un cordel para evitar que se le caigan mientras baila con su pretendida. Y un tercero se únirá accidentalmente a la pareja, un perrito que era el usufructario de ese cordel y que ahora, atado a los calzones del despistado protagonista, se verá involucrado, siguiendo y virando, a los compases de la música.

O la memorable secuencia hacia el final, con la cabaña desplazada cerca de un precipicio por culpa de una fuerte tormenta de viento y que dará lugar a otra danza, esta vez a vida o muerte, para evitar caer y dar con sus huesos en el fondo del barranco.

“La quimera del oro” es una inyección de risas, de originalidad e ingenio. Y para cuando se me haga necesario, haré caso a este hombrecillo ataviado con harapos, bombín, bastón y bigote: ninguna burla, ninguna desdicha podrán interponerse en mi camino.

Valoración: ( **** )

Usted mism@ (●) – Floja (*) – Se puede ver (**) – Buena (***) – Muy buena (****) – Obra Maestra ( ***** )

T.O.: The Gold Rush. EUA, 1925. Dirección y guión: Charles Chaplin. Fotografía: Roland Totheroh y Jack Wilson. Música: Charles Chaplin (en la versión de 1942) y Carli Elinor (no acreditado). Montaje: Charles Chaplin. Intérpretes: Charles Chaplin (el vagabundo); Gerogia Hale (Georgia); Mark Swain (“Big” Jim McKay); Henry Bergman (Hank Curtis); Tom Murray (Black Larsen); Malcolm Waite (Jack Cameron); Betty Morrissey (Betty).

18 comentarios:

Donnie dijo...

Qué clásico y cuantas verdades dices!

Sin duda Chaplin fue un absoluto genio.

Saludos!!

Anónimo dijo...

Que recomendaciones tan acertadas. El otro día pillé en la Tv Tiempos modernos que yo creo que es mi favorita de Chaplin

Un saludo! Espero que la navidad haya ido bien

Anónimo dijo...

A mí, aun reconociendo que es una buena película, me parece la peor de Chaplin, donde este Monseuir Verdoux (mi favorita suya) que se aparte ésta! XD

Rosenrod dijo...

Estupenda recomendación navideña.

Un saludo!

Roger Crunch dijo...

Dior mio! has estado super activo estos días festivos posteando sin parar. Hoy he visto en el Carreful una edición coleccionista de las pelis de chaplin presentadas en una larta de película de lo más goloso.
Por otro lado, estoy proponiendo que para Reyes publiquemos un post con los regalos que nos hayan hecho relacionados con el cine. ¿que te parece? ¿te apuntas?
Muchos saludos

Carles Rull dijo...

Donnie: ¡Como ves! 'Absolutamente' de acuerdo en que Chaplin era un 'genio'.

Pequeñoibán: ¡Qué curioso! A pesar de todo el tiempo transcurrido desde que se hizo "Tiempos modernos" y aún sigue maravillando.

Freddyvoorhees: Al elegir "Monsieur Verdoux" como la mejor (o una de las mejores de Chaplin) no demuestras tener buen gusto... ¡Demuestras tener un gusto excelente! Confieso que "Monsieur Verdoux" y "Luces de la ciudad" están entre mis películas favoritas (no sólo entre las de Chaplin). Pero, ¡hombre! calificar a "La quimera del oro", como "la peor...", tampoco. Creo que también es extraordinaria.

Rosenrod: ¡Gracias! Creo que para estas fechas, o cualquiera, la película es ideal.

Crunch: Pues me apunto al 'post' especial de Reyes. Aunque no creo que tenga ningún regalo relacionado con el cine. Como tengo ya el gusto muy definido, o especial, éstos me los compro yo (¡así va el presupuesto!). Pero aún así puedo tener material para ese 'post' de Reyes. ¡Gracias por la invitación!

¡Un saludo a los cinco!

Natalia Book dijo...

Cada día me gusta más este blog. Tienes el mérito de hecernos recordar grandes momentos del cine y, en este caso, de la vida en general. Me gusta mucho esta película, aunque yo también prefiero Tiempos Modernos, mi favorita. Voy a buscar esa edición que comenta Crunch y también me apunto al post de Reyes. Espero poder colaborar, tengo un prsentimiento de que me van a traer....
Saludos

Carles Rull dijo...

Natalia Book: ¡Gracias! Y creo que Crunch nos ha puesto dos caramelos en la boca: esa edición de coleccionista de pelis de Chaplin, y ese 'post' de Reyes. De momento, al segundo, y con el permiso de Crunch, ¡nos apuntamos ya!

Anónimo dijo...

Extraordinaria tragicomedia de Chaplin, donde unió la risa y el drama de forma genial. Soberbiamente interpretada y dirigida, con una excelente ambientación y puesta de escena, ha quedado como un exponente fiel del trabajo del genio Chaplin. Para la posteridad las imágenes de Chaplin soñando con comerse un pollo o el baile de sus botas. Una absoluta obra maestra

Carles Rull dijo...

Iñaki Bilbao: Chaplin era (es) un maestro de la tragicomedia. Nadie como él uniendo ternura, bondad, risas... logrando conmoverte... y al mismo tiempo sacando a relucir los drapitos sucios de lo peor de la condición humana.
Además de ser un autor total (con todos sus defectos y virtudes). En el caso mismo de "La quimera del oro", fue director, guionista, montador y protagonista. Y para la versión restaurada que preparó en 1942, también añadió más rótulos y compuso la música. ¡Un artista! ¡Un genio!

DECKARD dijo...

Chaplin, como Capra o Disney, sufrirá siempre la etiqueta de blandengue. Yo, sin embargo, pienso que a veces es bueno recuperar esa inocencia para vacunarnos contra el comprensible cinismo que nos rodea. Además, todos ellos son grandísimos cineastas y sería una pena perdérselos por consideraciones extracinematográficas.

A mí también me encanta "Monsieur Verdoux", pero creo que Orson Welles no opinaba lo mismo. Ya me entienden...

Un saludo.

Carles Rull dijo...

Deckard: Es cierto que algunos pueden etiquetar a estos cineastas, y a sus obras, de "blandengues". Pero como tú muy bien dices, a veces es necesaria esa inocencia o bondad (¿acaso no es "El viaje de Chihiro" también una obra maestra!), y porque todo no va a ser pesimista, duro y terrible.
Pero en genios de la categoría de Chaplin, Capra o Disney, y creo que estarás de acuerdo conmigo, si afirmo que precisamente no son únicamente "blandengues". Ésto sólo es una superficie que esconde muchísimas otras cosas. ¡Ahí, entre otras innovaciones, reside gran parte de su genialidad!

Respecto a "Monsieur verdoux", la idea inicial era de Orson Welles, y Chaplin se la llevó por completo a su terreno, creo que incluso haría lo posible para deshacerse de la colaboración de Welles. Los dos eran unos "egos" muy fuertes y particulares.
La verdad es que nos lo veo compartiendo y cediendo para colaborar juntos.
Tengo entendido que Welles al final optó por "pasar" bastante de dar su opinión sobre la película de Chaplin, y sólo consideró que ésta no era una de sus mejores ideas, sin darle más importancia a la película.

Un saludo !

Roberto García dijo...

Un clasicazo. Entreñable y mítico.
Lo de la cabaña que iba de un lado a otro era memorable.

Que recuerdos! Hace ya unos cuantos años que la vi, pero recuerdo que me pareció brillante, como todo el cine de Chaplin, que es una delicia.

Y cuando una pelí deja una imagen, un plano,un momento, que pasa a la historia no solo del cine sino que se convirte en todo un icono cultural (como la de chaplin y la bota) es que estamos ante una obra de arte que trasciende el cine y toca la fibra del ser humano.

Genial

Natalia Book dijo...

En el Carefur de Oviedo no encuentro la edición de Chaplin.
Lo siento. Quizás se adelantaron los Reyes.
Saludos

Anónimo dijo...

Y qué guapa era Georgia Hale.

Se suele identificar el sentimentalismo de Chaplin con blandenguería, cuando lo que él buscaba era la faceta cruel del entorno que rodeaba a un ser ausente de malicia como era el vagabundo. De hecho, la mejor escena de la película, sin desmerecer a ninguna otra, es la de la cena de nochevieja (o era nochebuena, ya no recuerdo), en la que el vagabundo mira por una ventana para ver una mesa repleta de comida a la espera de sus comensales. Personalmente, y sin negar cierto sentimentalismo cara a la galería, la siento como una escena terriblemente cruel.

"La quimera del oro" es una obra maestra. "Monsieur Verdoux" también. ¿Por qué enfrentar dos obras que vienen a decir lo mismo?... ¿O acaso "Monsieur Verdoux" no utiliza el sentimentalismo cuando le conviene? Recuerden la escena de la vagabunda (que no asesinará por piedad) que recoge el asesino. Pura gratuidad en esos planos de miradas de corderito que se intercambian.

Saludos y gracias por el totalmente inmerecido detalle del enlace.

Carles Rull dijo...

Robgordon: el tuyo es uno de esos comentarios, de pasión por el cine, que debería enmarcar.

Natalia: ¡agotado en el carrefour de Oviedo! Igual es que tampoco estaba. Buscando, buscando... he encontrado que esta edición especial se compone de ¡51 cortos de Chaplin!, divididos en 13 segmentos, y con un total de más de 18 horas de metraje! Sin duda una 'delicatessen'.

Alex: Lo de Georgia Hale no hace más que demostrar su buen gusto (el de Chaplin y el suyo). Hay momentos de gran crueldad en el cine de Chaplin, como el que citas. Y demuestra lo difícil que es sobrevivir en el mundo sin estar dotado al menos de una pizca de picardía. Por lo demás, y ahí está la escena con las "miraditas de cordero" de "Monsieur Verdoux", creo que en el cine de Chaplin se puede utilizar el término "sentimentalismo" sin que comporte ninguna connotación negativa. Chaplin ennoblece este término (¡qué bonita me ha quedado esta frase!). Lo que en (la mayoría) de autores y películas el "sentimentalismo" sería un recurso fácil y populista, en los genios trasciende y se convierte en algo más (ahí está también Frank Capra y ¿por qué no? Disney, de los que hablaba Deckard).

Anónimo dijo...

Hombre, es que peor tiene una connotación muy negativa, mejor dejarlo en la que menos me gusta de él, aunque la parte de la cabaña con el otro personaje alucinando y queriendo comerse a Chaplin es genial... pero luego, para mi gusto, baja bastante el interés... Por cierto, justo "luces de la ciudad" es mi segunda fvorita de Chaplin!

Carles Rull dijo...

Freddyvoorhees: Me alegro que coincidamos, sin desmerecer, ni mucho menos a "La quimera del oro", en lo de "Luces de la ciudad" y "Monsieur Verdoux".