Crítica (DVD): "Superman returns"

No lea esta crítica si tiene ilusión por ver “Superman returns”. Poco de bueno voy a decir cuando destaco que lo mejor es la música. Y si tenemos en cuenta que ésta la compuso John Williams hace 28 años, entonces aún resto más méritos.

La película de Bryan Singer se limita a abrir una puerta entre dos mundos: el de los dos primeros supermanes con Christopher Reeve, respetuoso y nostálgico en su tratamiento; con el de una nueva generación para quien se les allana el terreno de cara a posibles secuelas. No hay más.

“Superman returns” empieza por estrellarse por donde menos debía, que es en el carisma de su protagonista, Brandon Routh. Quizás sea por culpa de tanta pupila azul pixelada, o por tanto efecto generado infográficamente, pero se me antoja un muñequito totalmente blando e inexpresivo. Cuando mira a la cámara parece que vaya a decir: “¡Hola! Mi nombre es Clark Kent. Tengo los ojos azules; un rizo en la frente y ahora mismo no puedo decir nada más porque están reprogramando mi software!”.

No es que sea precisamente Superman un héroe lleno de aristas, matices y contrastes psicológicos. Es el héroe íntegro y de una sola pieza, moral y éticamente. Pero los films de Richard Donner y de Richard Lester lograban con el mismo material extraer sus buenas dosis de magia, fantasía y entretenimiento. No en vano son las que más se recuerdan y veneran aún hoy.

I love Superman.
La acción se sitúa 5 años después que “Supermán II”, pero en lugar de uno, parece que hayan pasado varios lustros, y en esa visión nostálgica de Singer tampoco faltan los entrañables recuerdos de jovenzuelo, cuando Clark corría como la leche por entre maizales y tejados. O el homenaje a la famosa escena de la terraza, con Supermán advirtiendo a Lois sobre los peligros de fumar, y el vuelo nocturno entre la parejita. ¡Se nota que a Singer le gustan estos clásicos más que a Lex Luthor una peluca!

Pero a Bryan Singer le pierde su propensión por esa mirada dulzona y en clave nostágica, por un lado, y por las panorámicas y los encuadres elegantes y pomposos, pero vacios, por otro. También filma a la moda, todo muy oscuro. Queda más importante y complejo.

Y prefieren, el director y sus guionistas, centrar su argumento en la relación de amor entre Supermán y Lois Lane (Kate Bosworth) antes que en la increíble maquinación de su enemigo por antonomasia. Lo que acaba convirtiéndola en una suerte de drama familiar sobre los sentimientos del superhéroe, un alienígena, y aquellos que le aman. Y no sería reprochable si cambiara la solemnidad de su tratamiento por más sinceridad y emoción. Y lo de meter a Lex Luthor es más bien porqué caen en la cuenta que debe haber un villano y una trama que de píe a tensión, acción, espectáculo y esas cosas.

Ni siquiera me parece aprovechada, quizás debido al aburrimiento que me entró, esa idea de erigir al omnipotente Hombre de Acero en una especie de Jesucristo, el elegido por Jor-El para ser enviado a la Tierra y velar por las criaturas humanas. Un Salvador a quien incluso se le dedica un plano de su busto iluminado, y con los brazos extendidos, en cruz. O que también protagonizará una especie de milagro final, más cercano al Nuevo Testamento que a Dreyer.

Tócala otra vez, Williams.
Pero uno se pregunta porque en su tiempo habitual, cuando no se trata de salvar el mundo o de impedir la destrucción de un avión, Superman sólo se dedica a recoger a personas que caen por la ventana, coches sin freno o apagar fuegos. Tal vez los intereses de las grandes corporativas impiden que se mezcle en conflictos de mayor envergadura.

Da igual. Y por allí campa a sus anchas Lex Luthor (Kevin Spacey), un megalómano de quien sabremos saca su pasta de viudas ricas y que siente fascinación por el mito de Prometeo, aunque no venga a cuento en la película. El bueno de Luthor, y es un decir, sigue empeñado en fabricar su propio pedacito de tierra con el que enriquecerse a lo bestia, aún a costa de matar a millones de personas.

En fin. Además de la banda sonora musical, de John Williams, yo me quedo con esos planos de la bala rebotando en el ojo de Supermán, o el dúo que se marca al piano el chaval de 5 años, hijo de Lois Lane, con uno de los matones al compás de “Heart and soul” de Hoagy Carmichael y Frank Loesser. ¡Bueno! Unos detalles que, para que les voy a mentir, tampoco es que sean especialmente relevantes.

Y también me quedo con las interpretaciones del veterano Frank Langella, como el director del Daily Planet; Parker Posey, como Kitty, la compañera de Luthor; y su perrito faldero caníbal. Estos tres son los únicos que parecen tomarse esto de actuar en serio.

Valoración: ( * )
Usted mism@ (●) – Floja (*) – Se puede ver (**) – Buena (***) – Muy buena (****) – Obra Maestra (*****)