Crítica: "The host"

Algo se mueve en Corea del Sur, y no es el coletazo de ninguna bestia de proporciones mostruosas. Más bien son algunas de las propuestas más extremas e interesantes que el cine está dando últimamente. Ahí están los nombres de Park Chan-Wok, Kim Ki-Duk o Joon-Ho Bong, que no deberían sonar a ningún buen aficionado a chino, sinó a coreano y a cine en mayúsculas.
Director de la excelente “Memories of murder”, Joon-Ho Bong ha logrado con “The host” recuperar la legendaria estela del subgénero fantástico con bicho mutante a lo Godzilla y, de paso, el entusiasmo de buena parte de los seguidores del cine asiático y de ciencia-ficción. Una propuesta que bien puede considerarse un divertimento, y una gozada para aquellos que esperen una revisitación de la temática.
En ella, una familia de Seul, básicamente compuesta por fracasados y personajes desconcertantes, en la linea de “Memories of murder”, y que resultan de lo más chocante, sobre todo para el público occidental, deambulan en una particular odisea para rescatar a uno de sus componentes, una niña, casi adolescente, de las fauces de un gigantesco y voraz pez.

La verdadera amenaza.
Y ello da píe a auténticas "joyas" como la afirmación del abuelo que afirma puede conocer el estado de ánimo en que se encuentra su hijo, retrasado mental, Gang-du (Kang-so Hon), sólo por el pedo que se tire en su habitáculo.
Además, Joon-Ho Bong se atreve a ir directo al asunto, mostrando a su criatura a los quince minutos, de las casi sus dos horas de proyección, en una de las secuencias que es uno de los platos fuertes de la película, con el monstruo sembrando el pánico entre los desprevenidos ciudadanos que se encuentran cerca del río Han.
El resto del tiempo, Joon-Ho lo emplea en esta búsqueda que incluye una descripción, tan esquemática como exótica, de sus personajes; y salpicando su narración más que con dosis de sangre, con corrosivos apuntes críticos, simples y esperpénticos, sobre el gobierno de su propio país y la política internacional de los EE.UU.
Así, el causante indirecto de la mutación de ese pez es la decisión de un científico estadounidense, de verter los numerosos sobrantes de una sustancia tóxica por el desagüe que ira a parar al río Han; una escena inspirada en hechos reales que acontecieron en febrero del 2.000.
Ante ello, las fuerzas gubernamentales, las del propio país, con el asesoramiento y los dictados de los EE.UU., se erigen en la verdadera amenaza, por sus engaños y manipulaciones, intentando maquillar sus errores ofreciendo a la población informaciones falsas sobre un supuesto virus y el alto riesgo de contagio. Y el pez en cuestión, es otra víctima más.

Virtuosismo tras las cámaras.
No es que "The host" acabe de cuajar a la perfección, pero queda la osadía y el desparpajo de Joon-Ho en intentar mezclar tantos géneros, desde el melodrama familiar al horror, pasando por la comedia y la tesis política, con homenaje sea a Godzillas o a Alien, incluídos. Y donde la mayoría de los cineastas habrían caído en el tópico, la ridiculez, lo previsible y monótono (y si no, que le pregunten a Roland Emmerich), Joon-Ho aún consigue sorprender.
Además, a parte de algunos de los momentos citados, hay otros que certifican las excelentes maneras tras la cámara del director. En especial, la que tiene lugar en la guarida del pez mutante y cuando la joven, atrapada junto a otro niño, intentará escapar confeccionando una cuerda hecha a base de piezas de ropa. Una secuencia donde Joon-Ho sabe también donde cortar la acción para mantener, elevada, la intriga en el espectador.

Valoración: ( ** )

(*****) Obra Maestra – (****) Muy buena – (***) Buena – (**) Se puede ver – (*) Floja - (●) Usted mism@